Publicado en Mundo gráfico el 9/7/1913, página 8.
Se filtra el sol por el viejo
parral que el patio adosela
con sus ramas florecientes,
en las que, al sol, centellean
los racimos y sus rayos
bordar parecen la tierra
con movedizos encajes
de oro sutil; una clueca
á sus polluelos cobija
con sus alas, prisionera
de una nasa de carrizos;
al aseo y a pereza
un gato ríndele culto,
á la sombra que proyecta
un jazmín, que con sus brazos,
la tosca taza de piedra
de una fuente carcomida,
casi oculta; como pérsicas
alcatifas en los muros
que escala la enredadera
extiende sus pabellones;
como adormecidas cierran
en el ruinoso arriate
las pálidas azucenas
y el geranio purpurino
y las tímidas violetas
sus corolas perfumadas;
tiende la oriental palmera
sus pomposos abanicos
que urgan el parral; la siesta
duermen algunas vecinas
de sus humildes viviendas
en los dinteles; del cielo
el azul un mar remeda
de zafir, que á veces cruza
como góndola ligera
alguna paloma nítida;
el calor todo lo enerva,
todo del calor al ósculo,
dormita, todo se entrega
á un dulce sopor y solo
turba la quietud serena
del patio el hondo silencio
que por él se enseñorea,
el son rítmico y monótono
con que el agua se destrenza
al caer sobre la taza;
de mármol y la voz llena
de languidez y dulzura,
de pasión y de tristeza
con que canta una gitana
esta copla que revela
que la que canta la copla
al cantar canta una pena:
«Dicen que en el mes de Junio
queman los rayos del sol;
¡pa quemar, el primer beso
que mi serrano me dio!»
ARTURO REYES
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