Publicado en Mundo gráfico el 18/12/1912, página 5.
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Ya en pie, y al mismo tiempo que estrechaba su mano, me permito pedirle alguna gracia en despedida.
—D. Santiago: Arturo Reyes, el glorioso poeta malagueño, está ¡muy pobre y muy enfermo!... Hace tiempo, Paco Verdugo, nuestro director, demandó desde MUNDO GRÁFICO alguna protección oficial para el notable literato pobre... Un destino de los muchos que se crean para parientes y amigos..; una subvención...; compra de sus obras: ¡algo!; toda la prensa la secundó noblemente. D. Miguel Moya puso al servicio de la excelsa idea todo su mucho valer... Y ahora yo, el último de todos, pero en nombre de ellos, con esa audacia de que me hablaba usted hace unos momentos, imploro al joven ministro de Instrucción pública su valiosa ayuda, para que en España un poeta, coronado y consagrado, no pase hambre.
—Verá usted—me contestó;—en efecto, todos esos señores me han hablado de este asunto... ¡Y yo lo que deseo con ustedes es aliviar la situación de Reyes!... Ya so lo dije á Moya y á Martín Fernández... Necesito tres ejemplares de cada una de sus obras; tráigamelos usted mismo y yo prometo á ustedes que conseguiré... algo para mejorar su vida.
Las palabras del ministro fueron piadosas y sinceras... Yo creo en su promesa y pondré en su noble mano las obras... Tú, lector, sabrás por mi pluma si fué auxiliado dignamente Arturo Reyes.
JOSÉ MARÍA CARRETERO
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