Publicado en Actualidades (Madrid. 1908). 21/4/1910, página 4.
Anunciar un libro de Arturo Reyes es escribir una noticia grata para los amantes de las buenas letras.
Reyes, novelista, desde su Cartucherita—digna de codearse con las novelas selectas españolas de nuestro tiempo;—Reyes, poeta, con sus Orientales y sus rimas sueltas, y Reyes, cuentista lleno de color y de pasión, en sus narraciones y cuadritos de costumbres españolas, es un literato de los elegidos. Su labor, brotada en la espléndida tierra de Andalucía, entre perfumes y flores, traspasó desde el primer día el rincón provinciano y, pese á los desdenes de oficio, ganó fama legítima en España y en América.
Como Ricardo León, Reyes no ha necesitado abandonar sus lares para llegar á la primera línea.
Apenas si hemos tenido tiempo de gustar estas Bélicas con que su musa nos regala ahora; mas por lo escaso leído proclamamos que los versos son de progenie legítima. Unas treinta composiciones encierra el tomo. Hay entre ellas descripciones pintorescas, apuntes de color, escenas campesinas, notas amorosas, sonetos bellísimos y algún romance, como el morisco, que saben á lo clásico. Toda la variedad de la métrica es forma dominada por el poeta, que refiere con fluidez y elegancia las visiones y los "sentires" del alma.
Ocioso consignar, puesto que Reyes es de la buena cepa, que su poesía puede leerse sin riesgo de locura. Toda ella es diáfana, límpida y aromada, sin perfume exótico y sin dislocamientos sintáxicos [sic] ni demencias modernistas. Un libro grato, sano y deleitoso, en fin.
F. SANCHEZ-OCAÑA
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