jueves, 31 de enero de 2013

Béticas



Béticas

(POESÍAS DE ARTURO REYES)

Hénos aquí perplejos al cerrar las páginas de este divino florilegio de rimas, de este maravilloso libro de poesías que el gran lírico andaluz, Arturo Reyes, acaba de publicar. Agotados los elogios un día y otro día al hablar de libros mediocres, por consideraciones de amistad y compañerismo, cuando llega á nuestras manos una obra de positivo mérito, apenas si sabemos qué hemos de decir respecto á ella. Tantos ditirambos en favor de producciones francamente malas ó de escasísimo valer, perjudican notablemente á la crítica. 

El público, juez inapelable, apenas si dá crédito á la opinón de los periódicos que tantas veces le han defraudado en sus esperanzas y yá, —por exceso de elogio,—no compra aquello que se le recomienda, aunque tal recomendación, como la que yo hago ahora de ese encanto poético que se llama «Béticas,» sea infinitamente justa y decididamente imparcial. 

Y yo pregunto á críticos y criticastros. ¿Por qué no hemos de ser siempre sinceros en nuestras manifestaciones y por qué hemos de levantar tronos en el aire á novelistas anodinos y á poetas incoloros, gentecilla ruin que se arrastra á la flor de tierra y que compra nuestras alabanzas con la más servil de las adulaciones y falsías? 

Hay que hablar claro. Seamos iconoclastas una vez mas y derribemos de sus pedestales de oropel á los pequeños ídolos que hoy se yerguen orgullosos á costa nuestras innatas inconsciencia é insensatez. La verdad se impone. ¿A qué labrar reputaciones falsas? Caigan todos, todos aquellos que sin talento se elevaron y queden triunfantes los verdaderos artistas, héroes gloriosos que trabajaron en la sombra y á quienes se impone conceder el laurel de la victoria suprema. 

Tratemos de recobrar nuestra independencia y á lo malo, llamémosle por su nombre; que el público vea que no mentimos y así, cuando como ahora, necesitemos echar las campanas á vuelo en honor de un poeta, nuestras palabras serán vocingleros de victoria que llevarán triunfantes á todos los ámbitos, el nombre glorioso del artista que supo superarse a sí mismo. 

Aún á trueque de que mis palabras caigan en el vacío, no quiero dejar de expresar mi humilde parecer sobre el último libro genial, del genial Arturo Reyes. 

Arturo Reyes como poeta tiene una historia ilustre. Tres libros y el que nos ocupa, constituyen el bagaje poético de Reyes: «Desde el surco,» obra en la cual se nos reveló como un lírico de primera fuerza; «Intimas» pequeño libro, de composiciones amorosas, en su mayoría; «Otoñales,» obra que renovó los triunfos conseguidos con «Desde el surco,» pero que no logró superarlos y «Béticas,» que no sólo constituye el mayor éxito sobre las anteriores, si no que por sí sola eleva á Reyes á la altura de los más eminentes maestros de la lírica contemporánea. 

«Béticas» es una obra definitiva, consagración de su autor como poeta de mágica inspiración, á la manera como «Cartucherita,» fuera la obra que lo consagrara novelista de portentosas facultades. Aún más; «Béticas» es sin duda alguna, la obra magna de Arturo Reyes. En ninguna otra se nos muestra tan perfecto, con tanto vigor y lozanía, tan maestro y á la vez tan lleno de juveniles ardores y entusiasmos. 

«Béticas» tiene todas las gallardías de estilo, todos los divinos atrevimientos de forma que pudiera soñar un rebelde y todas las perfecciones y galanuras que un maestro pudiera concebir. 

Al lado del clasisismo admirable de las composiciones « Villamediana,» «Desde el marco» y «Juventud,» el modernismo sano, sin quebraduras ni retorcimientos de las poesías, «¡Invierno!» « ¡Y eres tú!» y «Despierta» 

Las orientales de este libro son lo más bello, dentro de la infinita belleza del conjunto. Sabido es cuanto domina Reyes este género de poesías del cual ha sido el creador. «Evocación,» «Rey de Taifa,» «En el desierto» y «Egilona,» son verdaderas maravillas. 

De los romances, «¿Por qué?» y «Romance morisco» parecen inspirado en el mismo Romancero castellano. Todas y cada una de las composiciones que integran el libro son admirables, sencillamente soberanas, que se adueñan de nuestros sentidos y nos hacen gozar una emoción artística tan pura, tan llena de encantos, que el recuerdo de las estrofas del maestro, dificilmente podrá borrarse de nuestros corazones. 

Prolija tarea sería la de enumerar una por úna las maravillas del libro. Si á citar fuésemos las treinta poesías de que se compone el tomo, habríamos de anotarlas. No soy de los que gustan transcribir fragmentos de nada; por eso doy fin á esta incoherente impresión, recomendando la lectura del libro. No se trata de un libro más de versos. «Béticas» es obra llamada á conseguir un éxito inmenso, resonante, y á gala tengo, ser de los primeros, en predecirlo.

ZARAGATAS.

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